Vida y trabajo

• Comienza el día con un desayuno nutritivo, lleno de energía.

• Evita los "proveedores de energía" a corto plazo, como café, bebidas energéticas y barras de chocolate, en su lugar, elige bocadillos saludables como frutas, verduras, nueces o yogur.
   
• Bebe suficiente agua para mantener la concentración.
• Evita las fritangas del puesto más cercano para el almuerzo. El bajo nivel de rendimiento está preprogramado dentro de las comidas ricas en grasas.
• Elige platos que te proporcionen fibra y nutrientes que te duren a largo plazo.
• Los panes integrales con queso, alimentos crudos y frutas son adecuados para tu viaje de negocios, se pueden preparar y empacar correctamente para ser transportados.
• Consume tu comida de manera consciente y no mientras trabajas ajetreadamente en el escritorio. 
• Aunque no siempre se pueda evitar el estrés, sé atento contigo mismo.
• Escucha a tu cuerpo. La debilidad frecuente, la irritabilidad, los trastornos del sueño, el nerviosismo y también las quejas físicas como mareos, trastornos circulatorios, problemas estomacales o dolor de espalda son señales de advertencia de un sobreesfuerzo a largo plazo debido al estrés. 
• Camina, lee y haz ejercicio. Los procedimientos de relajación, como el entrenamiento autógeno o la relajación muscular progresiva, también ayudan a reducir la inquietud interna, la tensión o la ansiedad.
• Tómate breves descansos en la oficina, junto a la ventana abierta o con una caminata durante el almuerzo; realiza ejercicios cortos y estiramientos en tu lugar de trabajo o sube las escaleras en lugar de usar el elevador.

Los ejercicios de relajación tienen un efecto específico y son fáciles de llevar a cabo. Paso a paso, ayudan a reducir la inquietud interna, la tensión o los miedos y a provocar deliberadamente la relajación.

Ejercicios de atención plena: concientízate de todas las cosas y situaciones que te rodean, sin juicios. Esto aumenta tu capacidad de diferenciar deliberadamente prioridades, poder decir de manera cortés "no" o posponer una tarea para otro momento. La atención plena conduce a una mayor autodeterminación en la vida, por consiguiente, a menos estrés y sentimientos de culpabilidad; un método bien conocido es la reducción del estrés basada en la atención plena (MBSR), desarrollada por el biólogo molecular estadounidense Jon Kabat-Zinn, se basa en raíces budistas, pero está separado de la creencia, se centra en la respiración y en los movimientos musculares individuales asociados a ella, como levantar y bajar la pared abdominal. La meditación también te ayuda a ser más consciente en la vida cotidiana.

Entrenamiento autógeno: una técnica psicoterapéutica basada en la concentración pasiva de las sensaciones físicas.  Durante el entrenamiento autógeno, tú psique se relaja de manera automática y luego instantaneamente tu cuerpo; un líder de grupo, una grabación o tú mismo, escribe fórmulas y oraciones que sugieran ciertos sentimientos, por ejemplo: "Mi brazo derecho es pesado" o "mi brazo derecho está cómodamente caliente", de esta manera atraviesas todo tu cuerpo paso a paso. Con la práctica regular, las sugerencias llegan al inconsciente, se convierten en impulsos eléctricos del sistema nervioso vegetativo e influyen en las funciones del cuerpo, como los latidos del corazón, la respiración, la actividad gastrointestinal, el flujo sanguíneo a los músculos y la piel y el equilibrio térmico.

Relajación muscular progresiva: con este método, primero se relaja el cuerpo y luego la psique. Camina por tu cuerpo paso a paso y aprieta específicamente las partes musculares individuales, mantén la tensión durante unos segundos, luego suelta la exhalación y deja que la relajación surta efecto por hasta 60 segundos.

Por supuesto, hay muchos otros métodos de relajación, por ejemplo:

• Terapia respiratoria
• Biorretroalimentación
• Feldenkrais
• Yoga
• Qigong

Descubre lo que es bueno para ti y luego incorpora un ejercicio a tu rutina diaria.

• Revisa los objetivos profesionales: qué te motiva y cuáles son tus objetivos, ¿más éxito profesional, reconocimiento social y mayores ingresos? ¿O más independencia y satisfacción? Responde estas preguntas honestamente, con esto puedes establecer tus prioridades.
• Observa de cerca tu trabajo actual: ¿sigue siendo el correcto? ¿Nunca ha sido o han cambiado las circunstancias? ¿Realmente disfrutas tu trabajo? La satisfacción de las necesidades propias no tiene que ser exclusivamente en la vida privada, te puede gustar trabajar. Arrastrarte a la oficina todas las mañanas con un rechazo interno es puro estrés a largo plazo. ¿Existe quizás una oportunidad de capacitación adicional, crecimiento o un trabajo que te convenga más?
• Detente y aprecia tus propios logros: ¿has completado una tarea y alcanzado una meta intermedia del día? Es importante reconocer tu propio desempeño, siéntate y respira profundamente, piensa nuevamente en la actividad que acabas de terminar y luego dile adiós con una larga exhalación. Ahora puedes pasar libremente a la siguiente tarea.
• Regresa a casa temprano en los días hábiles normales: no hay nada más equilibrado que pasar la noche con familiares o amigos o dedicarse a otras cosas que te brindan placer.
• Cuídate mucho en el trabajo: un pequeño respiro consciente junto a la ventana abierta hace maravillas. Un pequeño paseo es bueno a la hora del almuerzo; para mantener la distancia en el trabajo, los ejercicios de relajación y estiramiento son ideales, también funcionan bien cuando estás sentado.
• Disfruta tu almuerzo: mejor sin estrés y frenesí. Evita comer en el escritorio frente a la pantalla y a toda prisa.
• Mantén la calma: las situaciones de estrés y sobrecarga son parte de la vida laboral diaria. Sin embargo, puedes desactivarlas diciéndote a ti mismo, “más tarde compensaré esta fase con una relajación”, es importante que implementes este plan en un futuro cercano.